domingo, 30 de marzo de 2014

OVNIS, MARCIANOS Y LADRONES DE TUMBAS…




 

La desconocida casuística OVNI colombiana contiene algunos incidentes sumamente interesantes. Quizás el presente caso, sea uno de los más desconcertantes que ha ocurrido en el país sudamericano, pues aparte de un trágico desenlace tuvo un epílogo siniestro. Todo comenzó la noche del 4 de julio de 1969 cuando varias personas que se encontraban en la finca del ranchero Arcesio Bermúdez, cerca de Anolaima, situada a unos 65 kilómetros de Bogotá (Colombia) fueron testigos de las erráticas evoluciones de una luminaria en el cielo. Serían las 20:00 Horas de la noche, cuando Mauricio Gnecco, de 13 años y Enrique Osorio 16 años alertaron al grupo de amigos y familiares de la presencia de una misteriosa luz amarilla/anaranjada en la lejanía. Tal y como afirmó Lucrecia Bermúdez Sierra al periódico "El espectador" en 1969: “En forma inesperada vimos aparecer en la distancia una lucecita parecida a la de un globo. Esta se fue acercando a nosotros, hasta casi enceguecernos, ya que la luz que expedía el aparato era sumamente brillante y  parecida a la que irradian las bombillas (…) El extraño objeto descendió a pocos metros de nuestra casa, cerca de una arboleda. Su iluminación desapareció por espacio de unos segundos”. El silencioso artefacto se había situado a unos 45 metros de la finca, trazando círculos por encima de las copas de los árboles. Los testigos indicaron que el objeto, de forma circular medía entre 1´20 metros y 1´80 metros de altura, y parecía tener un anillo luminoso a su alrededor con dos patas luminosas azules con los extremos verdes en su parte inferior.
Arcesio Bermúdez el testigo que mas se aproximó al extraño artefacto.
 
 
 
Marleny Suárez, de 8 años, describió la insólita escena a los reporteros: “una luz grande y penetrante pasaba muy bajo por la finca, pasaba por el borde de los árboles y allí había bastantes muchachos y empezaron a alumbrarlo con linternas y a gritar un ovni, un ovni”. Al parecer el objeto "respondió" a la llamada luminosa en "morse" emitida por los jóvenes y se acercó a la finca. Los testigos contemplaban el prodigio celeste ensimismados, cuando Arcesio Bermudéz decidió acercarse al artefacto tomando la linterna de Mauricio Gnecco.
La prensa local se ocupó de reflejar en su paginas los extraños acontecimientos sucedidos en la Anolaima. En el presente reporte periodístico se incluyen parte de los archivos recogidos por la agrupación ufológica estadounidense APRO, que recibió una carta de los familiares de Arcesio Bermúdez informándole del fatal avistamiento.
 
 
 
Su sobrino, abogado de profesión, Gustavo Bermúdez, dijo a la prensa que precisamente su tío: "fue la persona, en ese caso, que estuvo más cerca del aparato. Estuvo aproximadamente a 7 metros, cuando el aparato estaba un poco débil de luz”. Por su parte Mauricio Gnecco, afirmó que: “El artefacto encontró a Arcesio y el artefacto al frente y permanecieron como mirándose, como un par de minutos. Pero ni Arcesio, ni el artefacto actuaron o tuvieron intención de hacerlo uno sobre otro. Señales, comunicarse, abrirse o moverse, no. Permanecieron como mirándose”. Antes de desaparecer en la lejanía, la luminaria según algunos testigos lanzó un haz de luz sobre Bermúdez.
Los testigos dibujaron básicamente el mismo objeto. Los investigadores de APRO estaban convencidos de la autenticidad del evento.
 


 
El investigador John D. Simon comprobó que la noche del avistamiento, sobre las 20:30 horas, un piloto comercial preguntó a la torre de control del aeropuerto de Bogotá si en la zona de Anolaima había un helicóptero, ya que desde su avión observaba una luz amarillenta en la zona. Los controladores le informaron que no tenían constancia de ningún vuelo en las proximidades. Lo curioso es que cuando el avión encendió las luces del tren de aterrizaje, aquella luminaria parpadeó como realizando señales. También los campesinos Clemente Bolívar y Rosalba Prieto que residían a tan sólo 3 kilómetros de la finca de Arcesio denunciaron la presencia de extrañas luces en el cielo aquella noche. Posteriormente los niños fueron entrevistados por los Dr. Luís E. Martínez García y el psicólogo José Barreto, que encontraron muchas similitudes en los relatos de los testigos, así como en los dibujos del objeto que realizaron bajo hipnosis.

 

ENCUENTRO LETAL
Dos días después del avistamiento, Arcesio Bermúdez comenzó a sentirse mal. Al tacto su cuerpo estaba inusualmente frio. La temperatura de su cuerpo llegó a descender hasta los 35 grados centígrados, aunque el testigo no sentía heladéz. Al poco tiempo su estado empeoró. Según un informe del APRO (Aerial Phenomena Research Organisation), Bermúdez comenzó a tener frecuentes nauseas y expulsaba un vómito de color negro. También sufrió de fuertes diarreas acompañadas de sangre. Algunos familiares, como Augusto, dijeron que el ranchero estaba muy débil y que: “en Bogotá no pudieron hacerle muestras de sangre porque la sangre ya estaba cristalizada”  

Arcesio Bermúdez, el testigo que más cerca estuvo del OVNI, dijo a sus familiares que en el interior del artefacto había un pequeño "marciano" con extrañas piernas en forma de letra A...





El 12 de julio, Arcesio Bermúdez fue trasladado al hospital de Seguro Social de Bogotá, donde fue atendido de urgencia por el doctor Luis Borda y el Dr. César Emerald, quien por entonces era Secretario de Salud en Bogotá y llegaría a ser nombrado Ministro de Salud y Decano de la Facultad de Medicina de la Universidad del Atlántico. Sin embargo, pese a los intensos cuidados que recibió, Arcesio falleció horas después. El diagnóstico emitido por el hospital indicaba la causa de la muerte: gastroenteritis ocasionada por una infección alimentaria, acelerada por una extrema deshidratación. El periódico "El Espectador", en su edición del 17 de julio recogía el testimonio del Doctor Emerald: “El paciente se encontraba bastante mal. Presentaba afecciones cardíacas, y deshidratación en tercer grado, esta última  provocada por vómitos y diarreas. Me fue imposible controlar su enfermedad, no pudimos hacer nada. Me llamó la atención el hecho de que el paciente estuviera hipotérmico, es decir, que no tuviera temperatura”. Al parecer este dato desconcertó a los facultativos al ser “poco común”.  Cuando los periodistas le preguntaron sobre la posible vinculación de la enfermedad con su encuentro con el "platillo volador", el médico dijo que: “Lo único que puedo decir es que de acuerdo con la enfermedad, el paciente debía tener temperatura, pero en realidad no la tenía. Yo le hablo desde el punto de vista médico, de tal manera que no puedo asociar la muerte con la presencia del objeto de que me habla”.


El presente reporte incluía información sobre el supuesto tripulante del OVNI, un pequeño humanoide de un metro de altura.






Aunque parece que si pudo existir algún tipo de interacción entre el testigo y el OVNI. De hecho un aspecto nada claro del incidente, indicado por Marina Isabel Franco Ortiz de 11 años, testigo de la luminaria decía que: “Mi tía Rosa le quitó la linterna a mi primo Mauricio y el ovni se desplazó como a unos 30 metros y se posó detrás de un sembrado de rosas, a nosotros no nos dejaron mover de allí de manera que Arcesio salió hacia donde había ido el ovni y lo oímos gritar llamando al agregado que se llamaba Luis y le decía: Luis, venga rápido traiga un machete que es un marciano", momentos después el artefacto se alejó a gran velocidad.  El investigador Pablo Villarrubia en su libro “Las Luces de la Muerte” (2003) decía que: “cuando el granjero se acercó vio un objeto en forma oval, con una altura aproximada de 2 metros y color amarillo anaranjado. Tenía dos patas de color azul luminoso y verde en la parte inferior. Además estaba circundada por un aro de luz mucho más brillante que el resto del aparato.  Situado entre los árboles, el ovni permaneció de 5 a diez segundos sin emitir sonido alguno. Arcesio se acercó a menos de 7 metros de distancia del objeto. En el interior y en su parte superior y transparente vio con claridad a una persona pequeña. De la cintura para arriba parecía normal, pero su parte inferior se asemejaba a una letra A mayúscula que brillaba con alguna intensidad. Todo eso ocurrió cuando enfocó con el haz de luz de la linterna el objeto que, enseguida, se iluminó por completo y desapareció volando”.
El diario "El Tiempo" confirmaba la presencia del humanoide: “A los ocho días de la extraña aparición en la finca de Anolaima, murió en Bogotá por causas desconocidas el señor Arcesio Bermúdez, uno de los que presenció la llegada del objeto misterioso parecido a un “platillo volador” y quien, precisamente, fue la persona que se acercó al aparato y dijo haber visto una persona dentro”. Incluso aseguran que el supuesto piloto del artefacto apenas medía un metro de altura.

 
 
SORPRESA EN EL CEMENTERIO
Pero quizás el aspecto más extraño de este caso estaba aún por escribirse. Algún tiempo después varios “científicos” llegados desde “Estados Unidos” y “Europa” pidieron la exhumación del cuerpo de Arcesio Bermúdez para realizarse un estudio pormenorizado del mismo. Algunos indicaban que pertenecían a la agencia espacial norteamericana (NASA). El Dr. Cesar Emerald dijo que los expertos extranjeros: “llegaron a la conclusión de que Arcesio había sido víctima de los rayos gamma. De ahí que ellos hubieran solicitado que se hiciera la exhumación”. Concluyendo que si él hubiera conocido los extraños antecedentes del Sr. Bermúdez no hubiera "permitido que el cuerpo fuera sepultado" ni hubiera firmado las causas de su defunción. El investigador británico Alan Murdie que viajó hasta Colombia en el año 2000, para comprobar algunos detalles del caso, señaló la existencia de una impenetrable burocracia que le impidió acceder al informe médico de Bermúdez: “Todos mis esfuerzos por acceder a los archivos sobre el caso se toparon con obstáculos burocráticos. Parece las autoridades médicas no quieren colaborar. Pero el rasgo más peculiar en la enfermedad de Bermúdez era la baja temperatura corporal. La muerte por hipotermia en el mes de julio es muy rara en Colombia”. Pero aún quedaba por llegar el aspecto más inquietante del evento. Cinco años después, al abrir la fosa para un traslado de los osarios, los familiares presentes quedaron estupefactos al comprobar que el ataúd estaba completamente vació... el cuerpo de Arcesio Bermúdez se había esfumado…

Los familiares de Arcesio Bermúdez comprobaron estupefactos que su ataúd estaba vacío. (Foto ilustrativa)
 
 
 
 
Su sobrino Gustavo Bermúdez fue tajante en sus declaraciones: “Cuando abrieron la tumba no había ningún cadáver. O sea el cadáver, sí es verdad, el cadáver desapareció. Nunca se encontraron los restos”. Las sospechas apuntaban a que los “científicos extranjeros” se llevaron el cuerpo para estudiarlo en secreto. Al parecer, según narró Gustavo al investigador británico durante algún tiempo acudieron a Colombia multitud de investigadores y ufólogos reclamando información sobre el incidente de su tío. En una ocasión se presentó un enigmático estudioso francés, que tenía muchos datos del caso, pero cuyas credenciales eran falsas. Villarrubia añade otro dato interesante: “No deja de ser curioso que en los años 70 se personaron en Araçariguama (Brasil) unos franceses que exhumaron el cuerpo -y se lo llevaron- de otra víctima de una luz extraña, Joao Prestes Filho, fallecido en 1947”
Sea lo que fuese lo que ocasionó su muerte, Arcesio Bermúdez se llevó el secreto a la tumba… una sepultura que inexplicablemente permanece vacía…

 

 

 

JOSE ANTONIO CARAV@CA

 

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